3 mar 2011

Privatización de AENA.

O de cómo entre todos vamos a pagar las aspiraciones nacionalistas de unos, y el despilfarro y las cacicadas políticas de otros.

AENA, Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea, nace en 1990 como un Ente público español cuyo papel, como todos sabemos, es básicamente la gestión aeroportuaria y el control aéreo en nuestro país.

En 2003 los resultados de AENA ascendían a  85,9 millones de euros,  pero una pésima gestión y  política de gasto a partir de 2004, debido principalmente a inversiones no rentables, sitúa la deuda actual de la empresa en torno a 12.000 millones de euros.

Todas estas inversiones se encuentran en la misma línea, que no es la de mantener los aeropuertos de que disponemos, mejorar los accesos a los mismos o renovarlos, sino la de dotar a cada pueblo o ciudad de España de su aeródromo particular.

Aquí es donde nace el debate. Por suerte AENA es rentable, es decir, lo sería con una gestión decente. Con las infraestructuras de que disponíamos hace 6 años, los ingresos que recaudaba la empresa eran mayores que los gastos que sus funciones originaban. Dicho de otro modo, los españoles que querían disfrutar de los servicios aeroportuarios, no tenían que pagar más que las tasas correspondientes.

Hasta este punto, yo soy partidario de que la intervención estatal se limite únicamente a aquellos servicios que por su elevado coste,  sea necesario acercar a los ciudadanos a un precio razonable, financiándolos mediante impuestos. 

Como no es el caso, debe ser el capital privado el que se ocupe de la gestión aeroportuaria, pues si por algo se caracteriza lo público es por su ineficiencia, y más en nuestro país. En mi opinión, por lo tanto, cuanto menos funcionario haya de por medio, mejor.

La labor de AENA puede ser desempeñada por un ente público, como es el caso, o por capital privado, como sucede en la mayoría de aeropuertos europeos. Esta empresa, rentable hasta hace no mucho,  ha sido víctima de una nefasta gestión, que la ha llevado del superávit a un endeudamiento en torno a los 12.000 millones de euros.  De este montante,  los sueldos de los controladores aéreos (la nada despreciable cifra de 400 millones de euros anuales), no suponen ni el 4%, contrariamente a lo que nos quería hacer creer hace poco algún ministro.  La inmensa mayoría se debe al despilfarro a costa del contribuyente, por 2 motivos principalmente:

El primero, saciar las aspiraciones nacionalistas de los cavernícolas de turno, que necesitan su aeródromo a menos de 50 kilómetros para poder viajar en Ryanair, a costa del bolsillo del contribuyente, y sentirse realizados con su barbita y sus gafas de pasta, o palestina y botas Chiruca en su defecto. Bastante más barato nos saldría a todos pagarle a alguno que otro un par de billetes, para que saliera un más poquito de casa antes de poner en sus manos el dinero público.
Ejemplo de ello son los 3 aeropuertos de Galicia, a menos de 100 kilómetros entre sí;  los aeropuertos de Vitoria, San Sebastián, Bilbao y Pamplona; o los de Barcelona, Gerona, Reus y Sabadell.

El segundo es la corrupción que sufre este país, las adjudicaciones a los amiguitos y la idea por parte de los políticos, que en su mayor parte ni han pasado por la empresa privada ni tienen dónde caerse muertos si se les acabase el chollo, de que el dinero público no es de nadie.
Volviendo a la gestión aeroportuaria por parte del capital privado, sin duda nos hubiéramos ahorrado llegar a esta situación, que a grandes rasgos es la siguiente:

La deuda de AENA ha sido financiada por bancos españoles e internacionales, (sobre 9000 millones los primeros y alrededor de 3000 estos últimos) que para mantener su liquidez han emitido deuda y obligaciones, vendida sin problemas en el mercado internacional, no precisamente por la solidez de la economía española, sino por lo tentador de esta golosina.

La mejor ocurrencia de este gobierno para el pago de la deuda es lo que todo comprador de las obligaciones anteriormente mencionadas puede esperar, es decir, la venta de hasta el 49% de AENA y el 30% de Loterías y Apuestas del Estado. Con esta fantástica maniobra, las arcas públicas ingresarían unos 14.000 millones de euros.

Esta medida, aparte de un despropósito por el hecho de dilapidar una empresa pública rentable, (malvender algo que pertenece a todos los españoles) no es una solución en sí, sino un parche, pues con ella no se consigue recuperar la rentabilidad de AENA, sino únicamente pagar la deuda contraída,  sin tomar medidas para zanjar una situación insostenible.
En el momento en que cada pueblo de España quiere tener su propio aeródromo, este sistema en el que con el dinero que generan los aeropuertos más transitados se financian aquellos con menos afluencia, pero necesarios para la cohesión territorial, no funciona.


Aquí surge otro debate. ¿Es volar un derecho? Creo que merece la pena recordar, pues a alguno en ocasiones se le olvida, que Ryanair no vuela gratis a cualquier aeródromo con billetes a 20 euros. Por ello, creo que debemos cerrar (previo examen de conciencia, dolor de los pecados, y sobre todo propósito de enmienda) todos los aeropuertos no rentables, salvo aquellos que constituyan una necesidad real para la cohesión territorial de lo que queda de nuestro país. Por volver a los ejemplos, remitiéndome a mi tierra,  en Galicia nos vendría muy bien cerrar 2 de los 3 aeródromos en favor de un aeropuerto,  y dedicar lo ahorrado a una buena comunicación de éste con las ciudades cercanas de mayor importancia.

Con todo lo expuesto anteriormente, creo que la solución no pasa por privatizar como se pretende la mitad de AENA, ni vender loterías para pagar los aires de grandeza de cuatro pueblerinos.
Cerrar los aeropuertos prescindibles, refinanciar la deuda, y sobre todo investigar la dirección y ejecución de ciertos proyectos y adjudicación de obras públicas me parece imprescindible.

Dicho todo esto, me ocupo ahora del tema que realmente me ha llevado a escribir este segundo artículo: la amenaza de una huelga en semana santa por parte de los controladores aéreos, ante los planes del gobierno de privatizar AENA.

Después de una huelga encubierta totalmente desconsiderada, oportunista,  y consecuencias especialmente negativas para el país por la situación en que se encuentra y las fechas en las que se produjo, amenazan con más.

Es una pena que os acordéis tan tarde. De hecho, creo que no os importa absolutamente nada que los 12.000 millones vayan a salir de nuestros impuestos, al fin y al cabo, es algo que un sector en el que el sueldo medio ronda los 200.000 euros anuales  se puede permitir. Es más, creo que habéis cavado vuestra propia tumba. La avaricia rompe el saco.

No hubo huelgas, ni protestas, ni siquiera una voz más alta que otra cuando se dilapidaba el dinero… como la vaca seguía dando leche... y ahora que le veis las orejas al lobo, huelga. Y nos llevamos por delante a quien haga falta.

Pues es una pena que vaya a ser así. Que vayáis a montar otra como la que montasteis, ahora que el país tiene otra pequeña oportunidad para recuperar el año con el turismo, pero en el fondo me alegro. Es una pena que no se hayan depurado responsabilidades de verdad el pasado Puente de la Constitución, que no hayáis pagado de vuestro bolsillo aunque fueran únicamente las indemnizaciones a los afectados, pero no pasa nada.

 Se acabó lo que se daba. Se acabaron las horas extras a precio de oro, el convocar oposiciones para los amiguitos con las plazas contadas y sin apenas antelación, se acabó el estrés, las bajas médicas… Me alegro mucho que se os cierre el chiringuito al gremio más egoísta, oportunista, endogámico, cínico, mentiroso, miserable e hipócrita de este país.

Y para que nadie se lleve a engaños, voy a hacer como un académico con el que simpatizo mucho; insultar con diccionario:

Egoísmo: Inmoderado y excesivo amor a si mismo, que hace atender desmedidamente al propio interés, sin cuidarse de los demás.

Oportunismo: Actitud que consiste en aprovechar al máximo las circunstancias para obtener el mayor beneficio posible, sin tener en cuenta principios ni convicciones.

Endogamia: Actitud social de rechazo a la incorporación de miembros ajenos al propio grupo o institución.

Cinismo: Desvergüenza en el mentir o en la defensa y práctica de acciones o doctrinas vituperables.

Mentira: Expresión o manifestación contraria a lo que se sabe, se opina o se piensa.

Miserable: Mezquino, falto de nobleza de espíritu.

Hipocresía: Fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que realmente se tienen o experimentan.



6 comentarios:

  1. Es triste ver como una empresa que antes funcionaba, ahora tenga tantos problemas; y que la culpa sea siempre de los mismos: los políticos.
    Creo, Roque, que igual que has elegido este tema, podrías haber escogido cualquier otro. Y lo digo porque en nuestra querida España todo funciona igual. La descripción de la situación que has hecho con AENA se podría extrapolar a muchos otros organismos públicos y no habría que hacer mucho más que cambiar el nombre del ente. Como ejemplo, las cajas de ahorros.
    Siempre los políticos, con sus intereses partidistas, nacionalistas y demás lindezas que se empeñan en meter las manos en todos lados para echarlo todo abajo, previo llenado de sus bolsillos.
    Como diría el doctor Rodríguez Braun, solo bastaría con que los políticos no hicieran nada y dejaran a los demás hacer.

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  2. Nooo, los aeropuertos a 50 km de distancia los unos de los otros sirven para que los niños de papá, ya trabajen o estudien, vengan en low cost desde el Reino Unido a Santiago, Vigo o Coruña. Eso sí, ellos vienen con castellanos y no con palestina... que en el caso que nos ocupa, los primeros, no se aprovechan del "bolsillo del contribuyente" ni se sienten "realizados"... ¡¡venga ya!!¿¿Qué clase de clasismo barato es este??

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  3. Bernabé, como sabes te doy toda la razón.. ya no digo que se recortasen los presupuestos.. con que se depurasen responsabilidades de vez en cuando.. los del cheque fácil iban a andar con un ojo..

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  4. Lo que quiero decir, Fido, es que normalmente no es el estereotipo que mencionas el que promueve el aeropuerto para cada aldea. Sin duda gozaríamos de un mejor servicio aeroportuario con un aeropuerto central en Galicia, lo usen los que lo usen.

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  5. Te recomiendo que leas tu artículo (ut supra), R.L., eres tú el que menciona el estereotipo. Solo (adverbio sin acentuar como acertadamente recomienda la gramática de la RAE) estaba siendo irónico... Estoy deacuerdo en lo del único aeropuerto en Galicia, pero no por agregación de los tres, más bien por supresión de dos. Es vergonzoso ver como en comunidades autónomas como Extremadura aún vivimos a 5 horas del aeropuerto más cercano. ¿Le llamamos a esto también aspiración nacionalista extremaña? Te aseguro que la palestina y las Chiruca ya las llevo puestas. Solo (otra vez) me falta, según tú, el hueso de cavernícola en la cabeza...?

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  6. Claro que no, Fido. Unos tanto y otros tan poco. Lo que no hay derecho es que por cumplir los caprichos a los de siempre en Extremadura no tengáis aeropuerto, ni una buena comunicación con el más cercano y en Galicia tengamos 3. Se supone que entre otras, la funcion del estado es la redistribución de riqueza, aunque alguno no lo acaba de entender, primero redistribúyeme a mí.. y al resto ajo y agua.
    Lo del estereotipo.. no te lo tomes a mal hombre, no sé las modas que se estilan en Extremadura, pero por el noroeste ese atuendo está bastante monopolizado por un sector con el que no congenio demasiado.

    Respecto al sólo, cuando se trata de un adverbio y puede dar lugar a confusión con el adjetivo, y como digo en otra de mis entradas, en este blog seguirá llevando tilde. ( Al igual que éste cuando la requiera, la i griega no será ye, etc..)

    Un saludo!

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