Tenía ganas de hincarle el colmillo al nacionalismo, pero no sabía muy bien cómo enfocar un artículo que muy probablemente sólo fuesen a leer aquellos que piensan como yo, así que lo he ido demorando hasta que hace no mucho, en una discusión sobre el gran aporte cultural que supone para un niño gallego conocer los ríos Douro e Texo, el paso de Despeñacans, o saber lo que es un xeonllo, o un carallo, se insinuó que renegaba de Galicia.
Es curioso que los que más daño están haciendo a mi tierra se crean más “galegos” que el resto.
Es curioso que los que más daño están haciendo a mi tierra se crean más “galegos” que el resto.
Pues bien, no reniego de Galicia. Me encanta mi tierra y no pierdo oportunidad para promocionarla, pero si de renegar se trata… aquí algunos ejemplos:
Reniego de los que adoctrinan en los colegios vanagloriándose de nuestro gran pasado celta. Breoganes, relativicen. Mientras en Galicia estábamos a machetazo limpio y viviendo en castros, en Egipto ya hacía 2000 años que habían construido las pirámides (aún no se sabe bien cómo, por cierto) y en Atenas y Roma tenían democracias. Reales. Ya…
Reniego de los que separan en lugar de unir, del gran negocio del nacionalismo trincón, que apoyándose en un supuesto hecho diferencial nos cargan con sus caprichos innecesarios que relegan a Galicia a un segundo plano, tanto en lo económico como en lo cultural.
Reniego del corro de sanguijuelas y rémoras que viven alrededor de este gran negocio, de los libros de “lectura obligatoria” de Manuel Rivas y su séquito, de los contacontos subvencionados por la Xunta, de las ayudas por ponerle a tu hijo un nombre gallego, poner la lápida en gallego (lo de los muertos últimamente nos encanta) y el largo etcétera de despropósitos galeguistas.
Reniego de los traductores del senado, de las duplicidades absurdas en toda la documentación publica y del gasto económico que éstas suponen. Reniego de la telegaita y los 3000 millones de euros en televisiones autonómicas, que además de prostituir el gallego no hacen otra cosa que promover la estrechez de miras y la chabacanería (Por lo menos Telecinco no lo hace con mis impuestos).
Reniego de los 6.000 millones de euros que nos cuestan las lenguas autonómicas. Una lengua es algo vivo, y los dueños de ésta son los que la hablan, no una academia de locos fanáticos con ganas de revancha histórica que se empeñan en inventársela.
¡Reniego de las autonomías! Sí, sí, de las autonomías, que nos cuestan otros 25.000 millones a todos y lo único que consiguen es crear diferencias entre los españoles, cuando se supone que nuestros impuestos deben reducirlas, duplicar documentación y gastos, y crean un sistema más desigual e ineficiente.
Reniego de los que promueven una tierra que rechaza en sus hospitales, sus universidades, sus colegios y sus administraciones a los mejores profesionales sólo porque no “Falan”.
Reniego también de los que les están quitando a todos los chavales gallegos la posibilidad de salir de su aldea. Porque sí, ¡lo estáis consiguiendo!, cada vez hay más gente en Galicia que no sabe hablar Español. Para qué hablar del inglés, ¿verdad?
Reniego de la moda pueblerina, probablemente importada de Cataluña, de hablar en gallego a nuestros turistas. Después comentaréis que España nos da la espalda, que en Madrid hay mucha gallegofobia. ¿A nadie le suena esta cantinela?
Reniego de los que construyen muros en lugar de eliminarlos, de los endogámicos, excluyentes y sectarios y de sus verdades universales. De aquellos a los que no les importa el atraso y el despilfarro de tener 17 sistemas fiscales distintos mientras ellos puedan trincar a gusto, o 17 planes educativos mientras puedan reescribir la historia a la carta, o 17 sistemas sanitarios, mientras el director de cada hospitalucho de pueblo pueda tener su chófer.
Reniego por último, de aquellos políticos, que como Alberto Nuñez Feijoo en Galicia, después de haber probado las mieles del nacionalismo no ha dudado en incumplir las promesas electorales que sobre todo en materia lingüística, le han llevado al gobierno.
Señores, no reniego de Galicia. ¡Me encanta mi tierra!,¡Reniego de ustedes, que son los que se la están cargando!
Me adhiero y lo comparto. Tan solo mencionar que reniego de los nazi-prebostes que envía a sus hijos a colegios de pago a aprender en inglés y español, mientras obligan a sus paisanos a aprender en catalán, en gallego o en vascuence.
ResponderEliminarAmen a todo amigo mío.
ResponderEliminarY nunca, nunca, reniegues de tu lucha por librar a nuestra querida Galicia de estos fanáticos que la quieren, como ellos dirían, “asoballar”.
Nómada
totalmente de acuerdo
ResponderEliminarAlguien tenía que decirlo. Así se habla!
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